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miércoles, 19 de agosto de 2009

Las deudas ocultas en la Anses - Para La Nación

Uno de los temas que está siendo ignorado en el debate nacional es la gestión de la Anses, desde otra perspectiva que lo que es actuar como mecanismo de financiamiento, de los desórdenes del fisco argentino, o de los proyectos del capitalismo de amigos.

En la Anses hay dos temas muy delicados que están siendo subestimados y que generan una deuda oculta de singular magnitud.

El primero de ellos, está relacionado a la ausencia de movilidad para aproximadamente más de un millón y medio de jubilados y pensionados, que desde el 2001 al 2009, no han recibido la corrección que establece la Constitución Nacional, sobre todo después de la ruptura de la convertibilidad y de pasar de una situación de deflación a otra de alta inflación.

Este tema oculta un gran drama, que es la postración de las personas más ancianas de nuestra sociedad, oculta una gran deuda, y oculta una pésima actitud de gestión que es judicializar las dificultades y someter a los ancianos a un litigio muy prolongado.

En ese campo, en reiteradas oportunidades, varios diputados nacionales han elevado propuestas que coinciden con un fallo de la Corte Suprema, el llamativo caso Badaro, que obligan a hacer una corrección en los ajustes desde que se abandonó la estabilidad de precios.

En esa línea, una solución práctica sería realizar algo similar a lo que se hizo en 1993-1994, donde también existían jubilaciones sin ajustes, y se procedió hacer una corrección de una sola vez y a compensar la deuda histórica y consolidarla en los famosos bonos de consolidación.

En este caso, debería hacerse algo similar con la contrapartida de desistir del procedimiento litigante. Eso aliviaría enormemente los juzgados y las cámaras de seguridad social, facilitaría y normalizaría la situación de nuestros ancianos, y destrabaría algo que se ha convertido en una de las cárceles del funcionamiento de nuestro sistema judicial y de nuestro sistema previsional. Inevitablemente estos problemas volverán atenuados pero no con la gravedad actual.

La propuesta tendría que ser muy sencilla. En primer lugar, es ajustar por índice de costo vida, aún con las fallas que este tiene, las prestaciones previsionales desde el año 2001, y restarle a ese ajuste de costo de vida los aumentos que se hayan dado. Cuando los aumentos exceden el índice de precios no hay corrección necesaria, y cuando los aumentos están por debajo del índice de precios habría que devolverse la diferencia habidas entre el 2001 y 2009, en un bono de consolidación, como planteamos anteriormente.

Artículo completo en La Nación.com 

1 comentario:

Anónimo dijo...

En un artículo que compartiría mayormente, me apena leer la definición "una solución práctica" al hecho de emitir un bono consolidado como se hizo en 1993-94. Si se reiterara esta práctica, sería el reflejo de que no hemos aprendido nada. Si como el propio autor de la nota expresa: "la postración de las personas más ancianas de nuestra sociedad, oculta una gran deuda y una pésima actitud de gestión" . ¿Cómo se pretende, que en aras de la "practicidad" se les entregue un bono pagadero a largo plazo a personas cuya espectativa de vida esta por debajo del plazo de amortización de los mismos...?
mrlutz