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martes, 13 de septiembre de 2011

La herencia K y los dilemas del futuro

Cualquiera sea el resultado de las elecciones de octubre, la administración que tenga a su cargo conducir los destinos del país deberá enfrentar cuatro dilemas inevitables.

El primero es el deterioro del sector externo, que entrará en un déficit de cuenta corriente y pondrá una gran presión sobre los recursos externos disponibles o el tipo de cambio.

El sector externo requerirá ingreso de capitales, pérdida de reservas o un aumento de la producción exportadora que financie los desequilibrios.

Parece inexorable que la tasa de devaluación, con relación a la inflación, deberá ser diferente que en el pasado. La idea de atrasar sistemáticamente el tipo de cambio dejó de ser útil o viable, y conspira seriamente contra la creación de nuevos puestos de trabajo y contra la atracción de nuevas inversiones.

Es irremediable que exista una mayor tasa de devaluación, sobre todo medida respecto al crecimiento del gasto público, que fue incrementado en dólares en los últimos años de esta administración. Hoy el nivel está en 35%, y deberá oscilar en valores cercanos al 20 y 25%. Es una propuesta moderada y realizable.

El segundo problema tiene que ver con la tasa de inflación que ostenta la Argentina, que es anormalmente alta y va en tendencia a incrementarse. Hay que implementar un programa para evitar su espiralización, para luego buscar con tiempo su disminución a valores cercanos al dígito porcentual anual.

Después de los resultados electorales, quien se haga carga del gobierno tendrá que nivelar y equiparar el tipo de cambio, el crecimiento del gasto del sector público, y los niveles de la política de ingresos que se establezcan.

El tercer inconveniente, ligado a los anteriores, es la cuestión energética. El país pasó de exportar a importar energía, redujo sus reservas de gas y petróleo, y comenzó a comprometer su viabilidad externa y fiscal por este problema central para el desarrollo de la nación.

El déficit energético creció fuertemente. Especialistas indican que se incrementó entre 3.000 millones y 4.000 millones por año, en forma acumulativa.

Es imprescindible que eso se equilibre. La corrección de este desequilibrio puede solucionarse con la eliminación decidida y contundente de los subsidios al área energética, lo cual podría financiar una muy fuerte baja de los impuestos al trabajo y de los impuestos a las transacciones financieras, en general, o focalizada, como fue propuesto por nosotros en la campaña por la jefatura de gobierno porteña, en las pymes.

Si se hiciera un giro de la proliferación de los subsidios a la energía, al alivio tributario, a la contratación de mano de obra y a la bancarización, Argentina ganaría por partida doble.

Por último, se necesitan medidas estructurales para promover la inversión y la producción en un contexto donde ya el manejo de los instrumentos de demanda agregada, de política monetaria y de política fiscal, no podrán tener el tono expansivo que exhibieron en los últimos tres años.

Para relanzar el programa de inversión en la Argentina de los próximos años, hay varias alternativas viables. La primera es la eliminación de los subsidios energéticos, porque fomentaría la exploración petrolera y gasífera en nuestras tierras, con todo el impacto que ello produce en la actividad económica, y en particular como una importante señal de atracción de nuevas inversiones. Basta recordar la presidencia de Arturo Frondizi para entender la magnitud de lo que esto significa.

La segunda política expansiva es eliminar las restricciones cuantitativas a las exportaciones de trigo, maíz, carne, leche. No hay en la economía argentina ningún sector con la velocidad y el vigor que éste exhibiría en el corto plazo.

Estas cuatro reformas para los principales dilemas que enfrentará nuestro país producirían un horizonte más auspicioso y previsible. Son medidas viables y financiables, y no dificultan los objetivos de la cohesión social.

La Argentina no está siendo afectada por la crisis internacional y la clave es que alineemos nuestras políticas internas para aprovechar circunstancias que han sido y serán muy favorables para nuestra economía nuestra producción.

* Candidato a presidente de la Nación en 2003 y 2007.

Publicado por el diario Perfil el sábado 10/09.

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