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miércoles, 6 de abril de 2011

Los temores de la indiferencia

Es inconcebible que con un gobierno constitucional, en plena vigencia del sistema democrático, los argentinos toleremos los bloqueos a los diarios del domingo pasado. Este tipo de violencia, ejercida por patotas cercanas al oficialismo, es inaceptable para cualquier régimen republicano.

La libertad que está en juego es la que se refiere a la prensa libre. Por consecuencia, todas las demás libertades pasan a estar en riesgo y amenazadas si se viola este derecho de expresar opiniones y visiones diferentes a las que prevalecen en el poder de turno y en otros sectores corporativos.

Es la presencia de una prensa libre el componente esencial de la convivencia republicana.

Las acciones contra La Nación y Clarín afectan esencialmente dos principios. En primer término, la clara violación a la libertad de prensa, bloqueándole la capacidad de distribuir el material gráfico y escrito. En segundo, la declinación del monopolio de la fuerza por parte del Estado. Tanto más grave es cuando se mandan patotas vinculadas y relacionadas con el poder, que cuando el Poder Ejecutivo actúa por sí mismo de manera clara y tajante.

El cinismo de la acción por grupos movilizados es de una tremenda gravedad para la coexistencia republicana y democrática entre los distintos sectores sociales.

La pérdida del monopolio de la fuerza y el accionar de las patotas es un problema en la Argentina desde la vuelta a la democracia en 1983. Sin embargo, nunca había llegado a afectar de manera tan radical las libertades públicas como en esta ocasión.

Es necesario recordar los episodios de 1933 en Alemania. Los hechos ocurrían y eran gravísimos, pero gran parte de la sociedad los contemplaba con una mirada adormecida y prácticamente cómplice. La tragedia de no salir a defender estas libertades y a reclamar por el imperio de la ley y el monopolio de la fuerza legítima del Estado de Derecho, convirtieron a Alemania en un país permeable al totalitarismo y al despotismo. Ojalá que sepamos evitar la indiferencia, de modo tal que no nos cueste lo mismo que a los alemanes en 1933.

Publicado por el diario La Nación | 01/04/11

1 comentario:

rab dijo...

No es necesario recurrir al ejemplo de la Alemania de la década del 30. Basta recordar nuestra propia experiencia en las décadas del 50 y el 70. Seguimos pagando las consecuencias de nuestra indiferencia entonces y repetimos el mismo error, ¡Gracias por señalarlo! Se avasallan derechos constitucionales básicos con la excusa del "bien común", como en cualquier régimen totalitario, con la complacencia de un electorado prebendario.