Cierre de cursada del Curso de Formación de Dirigentes

Buenas tardes a todos. Ustedes saben que cada año doy la clase de inauguración y cierre de los Cursos de Formación de Dirigentes de nuestro partido. Se trata de una tradición en nuestra fuerza. La primera vez fue a fines de 2002, cuando nacimos como partido para ser una fuerza de cuadros. Recrear no nació para ser un partido vehículo, camaleónico, adaptable a cualquier ideología, donde importan poco los valores, las posiciones doctrinarias, las conductas. Nacimos para tener una orientación precisa, más allá o más acá de lo que señalaran las encuestas. Sabíamos que a veces nos veríamos favorecidos por la climatología y otras no. Pero integraba la lógica de la reforma del sistema político argentino ser una fuerza centrista, de cuño liberal, que siguiera las ideas de Alberdi, aquellas que forjaron la institucionalidad argentina, que en definitiva son las que han fundado los modernos y prósperos países del mundo, en un proyecto adaptado al siglo XXI. Ese fue el proyecto que motivó a un grupo de ciudadanos y ciudadanas a fundar Recrear en 2002, en el contexto del colapso del sistema político argentino y ante la necesidad de su regeneración. Buscamos nutrirnos de valores distintos de los que venían alimentando el sistema político.

Este año será la última vez que cierre el Curso de Formación de Dirigentes como Presidente de Recrear. Naturalmente, entre la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad, un valor que he aprendido de los países consolidados políticamente, es que cuando culminan las elecciones, en todas las fuerzas políticas alguien se hace cargo de los resultados. Yo siempre me hago cargo de las cosas. Y lo voy a hacer, creando la situación natural de renovación que debe tener una fuerza política. Ya he elaborado y la voy a elevar a la Junta Ejecutiva y por su intermedio a la Asamblea, mi renuncia a la presidencia debido a la derrota electoral, esperando que ese proceso integre la adaptación de una fuerza política y generando un cambio en la costumbre que existe en este país, de que nadie se hace cargo de nada. Así que vamos a cambiar el ethos colecti vo, haciéndonos cargo. Lo comento aquí en la Escuela de cuadros, porque lo más sano que ha tenido el partido históricamente, ha sido su capacidad de generar y trasmitir ideas y valores, especialmente a través de la Escuela de cuadros. Es ésta la que da marca indeleble a los valores y convicciones a Recrear. Espero que siga siendo así durante el proceso que seguramente deberá abordarse en los próximos meses. Y espero que se haga con la eficacia, lucidez y criterio de identidad y unidad que hace a las fuerzas que por su tenacidad son capaces de cambiar la realidad de los países.

En esta clase final y dadas las espectaculares circunstancias que se desprenden de la situación específica que vivimos, voy a concentrarme en hacer énfasis en la política arquitectónica: aportar una suerte de legado de ideas que fueran fundamentales para la construcción de la Argentina moderna. Nuestro sistema político-institucional tiene graves falencias. Los hechos bochornosos vividos en la última elección nacional, no se pueden repetir. Y para eso es vital que realicemos una contribución en ese sentido. Creo que una agenda irrenunciable en nuestra lucha política es justamente la reforma política.

Dicha reforma deberá cambiar las reglas bajo las cuales se organiza nuestro sistema. En primer término, las reglas relativas a la publicidad. Algo escandaloso en esta campaña presidencial, ha sido en las campañas provinciales, la absurda desproporción de recursos que se ha exhibido en la arena electoral, generando la quiebra de las condiciones de competencia propias de una democracia de ciudadanos. Se ha generado una suerte de plutocracia, en la que el primer plutócrata es el Gobierno, que ha ofrecido como un ramo de flores, la Presidencia de la Republica. Eso da una idea del nivel de deterioro institucional que hemos alcanzado.

La publicidad oficial debe tener dos límites. Uno es muy preciso: el establecido en la acordada de la Corte Suprema sobre la causa “Diario de Río Negro c/ Provincia de Neuquén”, un fallo inédito sobre la discriminación del Estado en el reparto de pauta oficial en los medios de comunicación. La publicidad no puede discriminar entre los medios según el capricho de las autoridades. No puede orientarse sobre la voluntad de quien ejerce el poder en un momento determinado. Debe informar sobre las acciones del Estado, no debe ser utilizada para sesgar el campo electoral ni buscar directa o indirectamente limitar la libertad de prensa.

En segundo lugar, una medida a impulsar deberá ser la prohibición de toda publicidad que no sea oficial –es decir paga por el Gobierno- en los medios televisivos y radiales. Esa práctica es propia de muchos países avanzados. Implicará un cambio institucional notable en la calidad de la competencia electoral.

Otro componente necesario de la reforma política es la obligatoriedad de los debates entre candidatos. El hecho de que en la campaña argentina prácticamente no haya habido debates ni entrevistas, el hecho de que uno de los anuncios de la recientemente electa Presidente sea que no habrá conferencias de prensa, da una idea de la urgencia de la reforma política en Argentina. Como ocurre en Estados Unidos y Chile, los debates deberán ser obligatorios. De lo contrario va a ser muy difícil romper con el carácter hegemónico del sistema político.

El tercer elemento necesario será la instauración del voto electrónico, que deberá hacerse con el comprobante simultáneo en el sobre, de manera que haya un doble control. Ese control, sumado al de los mecanismos gubernamentales como se da en Uruguay, va a evitar los episodios grotescos que vivimos durante la jornada del 28 de Octubre pasado, cuando se anunciaban los resultados de los comicios mientras la gente seguía emitiendo su voto. Eso superó lo antes visto en la política argentina. Debe terminar, y la forma es a través de una profunda reforma política.

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