Nos referíamos en la nota anterior a los aspectos institucionales que configuran el núcleo de la discusión de la campaña electoral, y de cómo en el resto del mundo no se discute sobre las reglas electorales, las de juego. En Uruguay, por ejemplo, se eligen el mismo 28 de junio los candidatos de los tres partidos que compiten, y ninguno hace objeciones a las normas que regulan el comicio.
Desgraciadamente, esto no sucede en nuestro país entre los oficialismos de todo pelaje. El kirchnerismo, que usa y abusa de los recursos públicos; y el macrismo, que hace lo mismo de un modo menos grotesco. Este debate da la idea de la decadencia, de la pérdida de dignidad en nuestro proceso electoral. Además, desacredita la representación, la vida democrática, y explica ese sentido de vacío y de ausencia de agenda critica y de reforma que ilustra el debate electoral.
En realidad no hay debate en Argentina, ya que los candidatos del oficialismo, tanto el ex presidente Néstor Kirchner como Gabriela Michetti se niegan a ofrecerlo. Ambos tienen la misma patología: la ausencia de intercambio franco, con sus adversarios y la falta de recato institucional, en distintas dosis, que nos va a costar caro en términos de respeto y legitimidad a nuestro sistema y orden institucional.
Dejando de lado este clima, permítanme introducir un tema delicado en la campaña, que prácticamente ha carecido de referencia en los debates. Es el tema de la previsión social. Es conocido que Argentina, sobre todo desde la II Guerra Mundial, ha tenido un sistema altamente inconsistente, que defraudó severamente a todo los que ahorraron a través del Estado.
Es sabido que en las décadas de 1940 y 1950 el Estado usó y abusó de las cajas provisionales, tomando prestamos, en un monto que en dólares de hoy sería de unos 120.000 millones. Luego, el sistema estatal robó a los jubilados, licuando los préstamos inflacionariamente. Los malgastó a pesar de cobrar extraordinarias cuotas de aporte, que en su momento excedían a las del resto del mundo.
Hoy, con las reformas encaradas por Néstor y Cristina Kirchner están haciendo lo mismo que se hizo en el pasado. El escandaloso manejo de los fondos de ANSES, los subsidios a troche y moche del capitalismo de amigos y el financiamiento del desequilibrio estatal, todas son acciones por la que se están detrayendo los fondos a los jubilados, sobre todo a los futuros jubilados. Las reformas gastan los recursos del futuro, al malgastarse, los activos e incrementando los pasivos. Ya lo hicieron y los volverán a hacer, de manera más grotesca. Eso compromete de manera dramática a las políticas sociales y al futuro de los argentinos.
Aquí coexisten tres problemas. En primer término, el pasado. Cuando en diciembre de 2001 se abandonó el régimen de estabilidad, era imprescindible reconocer un régimen de movilidad como lo estableció la Corte Suprema en el caso Badaro, que contemple el ajuste de las jubilaciones entre 2001 y 2009 cuando comenzó el régimen previsto por el gobierno.
El mecanismo de obligar a los más ancianos de nuestra sociedad a librar largas batallas judiciales y a colapsar el régimen jurídico y el derecho a la defensa en juicio es quizá la versión mas sádica de las políticas publicas que hoy tenemos vigentes, con más de un millón y medio de familias afectadas por esta execrable decisión. Si como establece la acordada de la Corte Suprema se dictara una ley, descubriríamos cuan falsos son los presuntos niveles de solvencia estatal.
El segundo gran problema es el presente, porque si se reconocieran estos ajustes no sólo estaría la deuda que se generaría por ese hecho, sino que el flujo de la administración nacional de la seguridad social estaría exhibiendo déficit.
El tercer problema no discutido en las dos reformas auspiciadas por el matrimonio Kirchner es la insostenibilidad del régimen a futuro, ese debería haber sido el primer debate en la reforma jubilatoria.
Permítaseme hacer dos sugerencias: en primer termino una ley que haga el ajuste por inflación o por salario entre 2001 y 2008, abonando con bonos y con recursos disponibles la deuda acumulada y hoy sometida a largos pleitos judiciales. En segundo lugar, la formación de una comisión técnica multipartidaria como la que liderara Alan Greenspan a comienzos de la década de 1980, y que en 1983 permitió una reforma de sostenibilidad de la seguridad social en Estados Unidos.
El tema de la previsión social es más importante y más grave que el Club de París y la deuda en manos de tenedores privados o del resto de los juicios; sin embargo, aunque parezca increíble, no se discute en la campaña.
Publicado por el diario Perfil el 31/05/2009
3 comentarios:
En países civilizados, existe la posibilidad de cuentas de ahorro personales, con impuestos diferidos hasta la fecha de jubilación (por ej. las 401 K en EEUU), además del "seguro social" obligatorio. ¿Por qué ni siquiera se contempla una implementación similar en Argentina? Naturalmente, estos fondos serían "intangibles"...
No entiendo como puede ser que López Murphy no sea diputado o senador. Uno puede o no estar de acuerdo con sus ideas, pero lo que no se puede negar es que revalorizaría el Congreso, con las lacras, 4 de copas, muditos, etc, que tenemos ahí adentro...
Ojalá en el 2011 pueda ingresar en la cámara Dr.
Lo felicito por sus columnas en el diario Perfil, las leí con muchísimo interés.
Fernando P.
Grande Bulldog!!! Como siempre haciendo análisis claros, preciosos, cosa que ningún político hace.
Usted está más allá, por eso nadie lo entiende, siempre está mirado el largo plazo, cuando acá nos matamos por el corto plazo, y así estamos...
Marcelo Thumbi
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